Dejar de soñar (relato)


La cara, las manos, el cuerpo poseía la misma curvatura, sus ojos no habían perdido ninguna de sus insoslayables expresiones, todo en ella conservaba la dejadez del tiempo del último instante. Aun no lo creía. Sonreí, tal vez por los nervios o tal vez por la misma emoción que el acto mismo evocaba. Tuve de pronto el descorazonado instinto de tirármele encima con todas mis fuerzas y devoción, al mismo tiempo, en un estado total de neurastenia, quise escupirle cientos de reproches, cientos de palabras, que he tenido aquí atragantadas desde hacía más de veinte años, cientos de ¡porque! quise decirlas todas al mismo tiempo, desbordarme en el primer acto, pero lo cierto es que ni pude mover una desgraciada pestaña. Solo la observaba, quise acariciarla pero no me atreví, de pronto comenzó a invadirme un profundo temor, el temor a no ser reconocido, a pasar ante sus ojos como desapercibido, como si en verdad no me esperase a mi si no a mi otro yo, a mi pasado. Hace tanto que te has ido… que ya no recordaba estas emociones, esta emoción que me provocaba la ecuánime presencia de su ser cada vez que se acercaba. Allí estaba otra vez frente a mí. Sorpresivamente comenzó a dar pequeños pasos hacia mí, sus ojos me habían reconocido, dando cuenta de ello, la espesura blancuzca de su sonrisa, que iluminaba con su son, la espesura negruzca del lugar. Abre la boca, sus labios se preparan para articular palabra, ya no recordaba como era su tono a no ser por los insipientes como constantes sueños. Lloro, me invade la materia la excelsa vibración de bienestar sosegándome. Sus manos al fin me toman, ciento aun más su calor…
Bienvenido… bienvenido…

Pequeño cuento (cuento)


Julián me contaba siempre, que cada vez que salía,
llevaba consigo una pluma, un libro de Sartre
(El señor de las moscas) y una libreta
-Es para captar la realidad –decía-
Las hojas siempre estaban en blanco, nunca pudo escribir nada
Es que claro, la realidad no cabe en una hoja
-Todo es muy rápido –sentenciaba- todo muy rápido…
Se perdía en el instante y con los ojos perdidos en el aire, parecía
que les reclamaba a los otros
-Donde está la libertad… la belleza de las cosas… donde carajo quedo
la hermandad, la fraternidad… el amor... donde.

Efecto (cuento)

El cuento fue corto, el purretito saco un fierro y lo amedrento un buen rato diciéndole que los hombres arreglan todo como hombres y que los ratas sin códigos mueren como ratas… le apunto al boleo, porque ni ahí que le quería tirar y dar donde de puro pedo tiro y le dio, te digo que ni ahí… el pibito como te digo estaba súper engallolado… si te digo que tiro las puertas del Bar a las patadas… le importo un soberano carajo quienes estábamos ni mucho menos… si el negro Julián se paro al toque y lo quiso acojonar justo ahí no mas, pero el pendejo era más cojonudo todavía, sin mirarlo y con toda esa seguridad que lo envolvía o coraje o no sé qué mierda… le dijo, que después arreglarían cuentas, que esa copita de vino derramada podía haber sido la última… vos podes creer que el negro le dijo, no sé, respetando el código de los guapos, que esperaría su turno que si quedaba algo de él, lo terminaría de pisotear… vamos a ver quien a quien dijo sin más el purretito…
El turco, como vos sabes también era más que jodido, todos como te digo todos le tenían un cagazo machazo… ni piñas hubo… fue cortito el cuento…
-hijo de puta… a la madre se la respeta… sea quien sea… -le dijo-
Y ahí nomás después de haber estado apuntándole como dos horas pidiéndole explicación de por qué mierda le falto a la madre…
Eso sí, nadie decía nada de nada, ni el aire pasaba… todos querían presenciar el desenlace… haber si de una vez portadas alguien terminaba con ese flor de hijo de puta…
-quien te crees que sos vos… basura… no solamente te dijo que no… sino que encima le pegaste… queriendo abusar de ella… si yo justo te vi… ahora no te va a salvar ningún milico esos de mierda que te secundan a vos…
Así de textual fue y ping… cuatro tiros, dos en la frente y dos en las pelotas… así no mas y sabes que che… yo aplaudí… si aplaudí… vamos carajo… -dije- un infeliz menos… y todos me aplaudieron a mi… el pibito se dio media vuelta… lo miro a Julián y le aviso que le quedaban dos tiros haber si por las dudas se le ocurría a este ser el rey de espolón…
Todo fue muy rápido, cacho le agarro el fierro al pibe… Juan y el zorrino agarraron el cuerpo y lo llevaron al medio de la calle… nadie pero nadie miraba…
Esteban y Julián… si Julián… limpiaron el piso y las paredes rápido con lavandina, no quedo ni un rastro… el comí puto ese llego treinta minutos después, vino con tres mas… se arrodillo abrazo a su hijo un ratito y camino derechito para donde estábamos nosotros…
-quien fue… vamos carajo… quien fue quien lo mato…
Nadie dijo nada. Todos estábamos de acuerdo. El silencio era espantoso.
-hablen mierdas o los pongo a todos presos…
No se jefe dijo el pibito… no sabemos quién lo mato… estábamos jugando al truco cuando paso…
-vos quien carajo sos pendejo… que haces acá… cuantos años tenes…
-diecisiete, señor tengo…
-no viste nada… no escuchaste nada…
-no señor nada de nada…
-raja de acá antes que te cague a patadas en el culo…
-sí señor, si…
Y ahí nomas se fue, se las pico así de santito.


Decisiones (cuento)

Volvió a comprar una cajetilla de cigarrillos, hacía dos años que no fumaba. Antes de prender el último cigarrillo, antes de volver hacerlo otra vez, repaso fijamente sus últimos actos. No dejo nada librado al azar. Reordeno cada papel importante por fecha y años en cajas distintas, guardo, acomodo y descarto cada cosa material como la ropa y distintos baratijas que jamás tuvieron uso, pago justificadamente cada deuda y sus centavos, como también de las otras, dicto cuidadosamente algunas epístolas. No había rencores, ni odios, no había quejas, ni reclamos, a cada quien su palabra justa. Había comprendido, lo otro ya correspondería por cuenta del entendimiento e intenciones de los otros. Pidió perdón, el perdón dentro de verdad y de justicia. Se lamento por no poder tener hijos, víctima de un maldito examen. Sonrió al darse cuenta que conoció el amor, aunque lamento su final. También a ella le escribió una carta. Saboreo, dentro de cada posibilidad, cada placer de la vida y sus límites. Llego a la conclusión de que había tenido una vida: justa, humilde, tranquila y digna, sin sobre saltos, solo los que generaban las exacerbaciones de las intenciones que como todo humano no podía manejar y sus consecuencias –Carajo… -dijo- no debo nada a nadie…
Al final todo llega, ya había dado su sexta bocanada a el primer y último cigarrillo (pareció que jamás dejo de hacerlo) lo apago en el cenicero de turno, llevo el arma hacia su boca. Solo fue el instante que tardo en apretar el gatillo, lo otro, lo otro nunca lo sintió.

Bitácora de ti

El alba transcurre lenta, la aguda oscuridad se enclaustra en el silencio, sopesando cruel. Mis ojos se apoderan de ti, mis manos misteriosas recorren tu cuerpo ágil y perfecto, tácito y arado carente de tiempo y de memoria, mi boca intensa te busca bebiendo de las sales nominales de tu esencia, mi cuerpo se hace de las vibraciones incandescentes del laberinto de abrazos y caricias que provocan tus ganas
(Aquí el pasado a cada instante se vuelve aire y el presente siempre es futuro)

Tu cuerpo y su grandiosidad son perfectamente comparables con la inmensidad del mar enredado en lo lascivo de tu sexo, sometido a tu divinidad carente de olvido, preso del suave perfume a libertad que emana tu ser, erizando al alma en el camino sublime del ensimismamiento (el amor atraviesa todo limite careciendo de razón atravesando siglos)
Muriéndome al final, reposado en la grandilocuencia del remanso después de batallar, en donde se entremezclan las palabras y el amanecer.

Amanece

Tus manos
Tu rostro
El infinito todo en ti
Haces y deshaces cambiando mi ignominia
Sigilosa me tienes a tus pies haciéndote
aun más de mí

Envuelves al pasado
Modificas el presente
Te adueñas del futuro perdiéndome en el
suave deslizar de tu espalda
(Dueños de tus sueños)
tan blanca y pura como tu alma
Elevándome.

Alucinado

De nuevo los instantes sucesivos se suceden
arrogantes ante la procura del instante
(El otro) reflejando temores
(Y el silencio fiel testigo)

La muerte es solo la culminación de la tan
ansiada espera

Espero por tu arribo

¿Quién serás? ¿Qué fue de ti?
Aquí las horas ulteriores cuestionan al futuro,
sopesando al presente

Antinomia

Las medusas han de ser siempre introspectivas,
asesinas de la realidad y el tiempo, en donde
el amor se torna estéril frente a la eterna lucha
que causa los ingenuos sofistas que han prevalecido
a través de la historia y la mitología en encarnizadas
batallas contra Zeus y Grecia, sometidos siempre a su
indeclinable fin.

Una y otra vez

Recostado sobre la cama las imágenes se superponen unas con otras de manera salvaje y el temor atraviesa las simientes
-En instantes más acabara… ya acabara… acabara
No cabían dudas Borges tenía razón, “Las tardes son ineludiblemente iguales unas con otras”. Suena el teléfono, era Clara, llamo para citarme en el Bar de siempre, dijo que tenía que darme una importante noticia que cambiaria nuestras insignificantes vidas -o al menos la mía- que no me podía contar por teléfono. No había caso, siempre habrá algo que quede a través del tiempo, las paredes son cada vez más duras y los sentimientos más firmes adviniendo con ellos los miedos. Recuerdo haber amado alguna vez -sufro de vez en vez sus reminiscencias- aunque claro está, todo eso se modifico casi por completo cuando la conocí. Clara se fue transformando lentamente en todo aquello que necesitaba en pocas palabras en mi complemento ¿Que hubiese sido de mi, si aquel martes 5 no hubiese ido a aquella fiesta? han transcurrido días, meses y años, tan rápidos como la historia. Si bien en este último tiempo las cosas no fueron saliendo como las planeamos, dado a factores de índole Económico, Sociológicos y fortuitos, nos teníamos el uno al otro y no había más. Que pobres son aquellos que han despreciado al amor. Pero al final la vida también pone las cosas en su sitio. Estaba ansioso por llegar. El taxi había tardado cinco minutos más de lo normal, al llegar Clara ya no estaba y me preocupe supe entonces que algo estaba ocurriendo. El Tucumano Miguel, mozo de La Ponderosa, con una expresión poco amistosa me entrego un pequeño papel doblado en dos partes, al mismo tiempo que me arengaba dándome dos palmadas en el hombro. Estaba claro, el ya lo sabía… le dé volví una pequeña sonrisa
-Cobarde… -le repetía entre diente y en voz baja- cobarde, como si a ti te debiera algo, cobarde…
Inmediatamente una lagrima quiso escurrirse por la mejilla –la contuve rápidamente- La puta madre pensé. Acto seguido abrí los pliegues del papel. “Eres un gran hombre… lo eres... perdóname” aquel mensaje estaba escrito en letras extremadamente claras. Tire algunas limosnas arriba de la mesa y me fui. La escena no era para nada nueva, el vació estaba irremediablemente en volver a intentarlo… Pero todo tiene su fin, todo. La resignación no es más que la aceptación de las incapacidades, que desde luego siempre he negado y que era esta la hora de aceptar. No cabían dudas de que era un incapaz que ya se había resignado y que al final el dolor solo sonaría a excusas y más excusas.
-Ya acabara… ya todo acabara… es solo que aun no he conseguido apretar el gatillo… aun no… (Suena el teléfono)
-Orlando… ¿Estás? soy Clara, a las seis en la Ponderosa, tengo una gran sorpresa… no lo creerás cuando te lo diga… besos… bye…

(Despierto)

De nuevo el teléfono.

Yolanda (cuento)

Bajo de un automóvil. Un Chevy modelo setenta color Francia metalizado algo chaspeado. Estaba vieja, de rasgos derruidos, el pelo revoloteado -casi formando rulos- los anteojos eran los de siempre, aquellos de marco grande con bastante aumento, manteniendo consigo su marcada rigidez. Tenía allí mismo 99 años y yo 28.
-Perdón por los años… perdón por el olvido… hace tanto tiempo que no te veo… cuantos años hace… -le dije emocionado-
-Tene cuidado por favor… no te desvíes de lo que hagas hijo… tene cuidado… -me dijo-
Acto seguido nos abrazamos largamente.
El cuadro siguiente nos encontró observando juntos –en pleno silencio- en un televisor Hitachi de trece canales, de aquellos que ya no se fabrican más, totalmente disfuncional, veíamos un partido de futbol, Jugaban Independiente – Banfield. El color verde se había transformado inesperadamente en un rojo opaco. Lo curioso fue que en el medio del campo de juego había enormes rocas que impedían jugar, los jugadores no podían dar dos pases seguidos, el árbitro jamás detuvo el juego. Nunca, lo siguió jugando. Lo extraño es que cuando murió tenía 78 años y yo no alcanzaba los 8. Luego desapareció.

De nuevo la ultima (relato)

Instante después concluí de que había tocado fondo, esa era la verdad, la maldita verdad. Largue la bocina del teléfono y lance tres mil puteadas al aire pronunciando tu nombre buscando un porqué y me desvanecí.
-La puta madre de acá no hay escapatoria…
No digo que quizás no lo merecía, a decir verdad lo merecía. O tal vez no, no lo merecía. No hubo recuerdo que no me haya dolido.
El espejo revela los años y los cambios perseguidos por la sombra del pasado afrontando la maldita desidia del destino. Esto de andar haciendo y deshaciendo y luego volverse acostumbrar y otra vez el olvido, me ha llevado hasta el hartazgo. Llueve, las gotas se confunden con mis lágrimas. He sabido que las luchas se tornan eternas ¿Y los recuerdos qué? acaso ¿No son también eternos? Las heridas me han rasgado el alma y he perdido (Rió)
-¡Caballero derrotado!
La distancia genera más distancia y es inevitable. Percibo las miradas del gentío. La razón se desvanece en el vano juego de tribulaciones y sin embargo estas aquí… Tan nítida y ausente.
Es inútil, inútil, aunque no me resigno, no, no me resigno a pensar que fue inútil a tal siquiera en poder pensarlo, pero por más que lo intente, No, no puedo, pero lo supe, juro que lo supe. ¿Y el amor? ¡Amor! ¿Donde quedo el amor? Ahora sé que fue tan solo una palabra… ¡Y tú qué piensas que la escapatoria es lo mejor!
-Pero es la última, la última, juro que es la última, es la última vez que luchare por ti. Siete de enero, la ultima.

Luz

Imagen excelsa
Exterminación de toda ambigüedad consustancial
con la realidad al ser testigo de tal endeble acto

Cada vez que tu cuerpo se dibuja sobre el colchón
con los brazos extendidos quedo absorto de tanta libertad

(Observo paciente tu vuelo al pie de toda redención)

Ocupas cada uno de mis espacios invadido por completo
por la suave fragancia que expira tu piel

Has comenzado a despertar
Escucho inconsciente pequeños quejidos
-Ya sabes de mí-
Distraído dejo que el tiempo se detenga
Mis brazos te enlazan
Tu cuerpo se calma
De nuevo te duermes.

Enigma [cuento]


Al entrar a la casa percibí algo extraño, si bien todo sigue igual, el paso del tiempo se hace inclemente y mi cuerpo se resistía a caer. Cada cosa en su lugar, la sala vacía, el cuarto oscuro y las paredes blancas. La luz de un relámpago ilumina el lugar atravesando todo a su alrededor. El lugar mostràbase de una mensurable tranquilidad. Aun recuerdo su sonrisa, su voz al nombrarme. Decidí pasar la noche allí, pues la intensa lluvia me impedía salir y de ninguna manera me arriesgaría ante la poca visibilidad y la dificultad que representa cruzar estos caminos de tierra cada vez que ocurre un aguacero. Sentado en uno de los sillones principales de la sala, recostado del lado izquierdo junto a la chimenea, en la compañía de un Whisky, bajo una luz tenue, volví a mirar el lugar.
-El silencio atormenta… -pensé- de inmediato insistí en la seguridad del lugar todo estaba en perfecto orden, no quería que el lugar volviese a parecer desierto. Al voltear a la derecha enfrente de mí, inmutable, el porta retratos que cargaba su rostro observándome. Me acerque y al tomarlo las imágenes se repetían instantáneamente volviendo en cada detalle… y luego los títulos.

“Brutal muerte en el Carmel”

Un hombre y una mujer fueron hallados muertos ayer por la tarde en el Carmel, un conocido lugar de casas Quitas.
La mujer identificada como Claudia Díaz y el hombre como Javier Ordóñez, ambos de veintisiete años de edad, fueron hallados muertos de varios disparos de bala, en total cinco, todos ellos letales. Cercanos a las 5 de la tarde.
Julián Andrada, implicado como el principal sospechoso y presunto asesino de las victimas –dado que fue quien había realizado la denuncia y era sino el único en el lugar- Fue apresado de inmediato por personal Policial visto en el lugar de los hechos.
Dichos cuerpos fueron hallados completamente desnudos en uno de los baños del lugar, los informes médicos constataron inmediatamente que previo al hecho habían mantenido relaciones sexuales lo que ocasiono, según fuentes policiales, la ira del sospechoso y los asesinatos posteriores, por quien era el marido de una de las víctimas.

Deje el retrato donde se encontraba… volví a mirar el lugar… increíblemente el tiempo aquí no ha pasado… -repetí-
-El tango tenía razón... veinte años no son nada che…

El principal acusado del crimen del Carmel Julián Andrada fue sentenciado ayer a veinte años de prisión. Concurrentes al Juicio afirmaron que aun se encontraba en un delicado estado emocional, al dictaminar las pruebas del hecho que no mantenía control alguno de sus acciones...

-Me he vuelto loco… -repetí-
Volví a mirar el retrato… luego de un último vistazo arroje el cuadro al fuego y mientras se consumía lentamente volví a pensar…
-Ah… lo hubiese hecho de todos modos… lo hubiese hecho… Solo que se me adelanto… solo eso…



Quisiera estar vivo

El dolor es material,
El sufrimiento espiritual

El amor de los años se ha transformado en los divanes
de lo que fue y será, batallando en la gran epopeya que
marca el tiempo y circunstancia

Soporto a la tristeza de mis días
(Que se ha transformado en estos concilios que
marca la vida)

(Me he envuelto en los temores que marca
La soledad, atravesando mí otro tiempo)

Quisiera deshacer esta agonía, este sufrimiento
que me provoca tú partida, esta desazón de no estar
allí contigo en alguna vida, en algún tiempo,
acudiendo a mi memoria

¿Has de estar aquí?
Cuando en mis profundos anhelos mi alma acuda a ti,
por un poco de ti

He culminando con este agotamiento del instante

Y… tu allí, tan bella…
Y… yo aquí contigo…
Sin poder tocarte

Aun hoy [Carta]

Querida mía:
El motivo de estas líneas se debe y advierte en el auspicioso pasado que ingenuamente se ha hecho de mí. No quiero por esto que sientas pena, no. Déjeme contarte que aquí mientras reflexiono ha comenzado el frió, consecuencia de que ha empezado el otoño un poco más temprano de lo acostumbrado y pronto los cadáveres de las primeras hojas denotaran tan terrible presagio.
Abril trascurre lento, a decir verdad no había pensado en realizar esta epístola. La necesidad consta de varios factores, entre ellos tu recuerdo, y si bien es cierto que dicho factor se ha venido sucediendo de forma contigua desde los últimos tres años, debo decir de manera vehemente que he modificado las formas de evocarte, dado que he intentado olvidarte a ultranza desde el mismo tiempo.
Demás está decir que no he sabido, ni tampoco he podido hacerlo, fue mejor aceptar esta sublevación como hecho patológico amoldando el mal menor como realidad casi estoica a un estado que se pueda controlar marcando entonces un aceptable equilibrio entre el pasado permanente y este presente atrayente, provocando así un inevitable dejo de resignación.
No temas… no me he olvidado de la realidad… del hoy… de mí ahora…
Sé que descansas en los brazos de otro hombre y aun así me siento a tal siquiera mencionarte como lo hacen estas líneas. ¿Qué oscuro misterio me llevara aun a ti? A pesar del tiempo y del olvido no logro comprender tan incorruptible atemporalidad.
La lástima es para todos aquellos débiles incapaces espiritualmente reflejada en la mirada de aquellos que se creen superiores.
Aun sueño contigo sabes, desde que no estas no he sido el mismo, aun no logro conseguir trasmitir alguna palabra a quienes ocasionalmente pasan por mi vida. Pena me ha dado no saber quiénes eran, dado que si cabe la comparación he hecho como Colon a los Indios, las he pasado por arriba.
En fin un día más que trascurre, evocándote, pronunciando tú nombre en secreto y la realidad siga su curso, soñando con un imberbe encuentro ocasional, teniendo por seguro de que no te pareces en nada a mi recuerdo, y lo sabré por la mera vibración de mis manos que al tenerte cerca sabrán quien eres y como eres y al reconocerte mis ojos sabrán en ese mismo instante la verdad.




Tuyo atentamente.

Ironico [relato]

Luego de mirarme fijamente a los ojos durante unos instantes se dio media vuelta y se marcho.
-Si quieres que regrese –le dije- será tarde… muy tarde… este es mi último adiós…
Fue lo último que mis labios articularon antes de partir, antes de tirar la toalla y abandonarlo todo… -adiós- y darle una lección a todos aquellos que como si fuere cualquier cosa me tiraron al medio del camino dejándome totalmente a la deriva, sin luz a la vera de los caminos de la oscuridad
Lo último. Lo último antes de llamar la atención, antes de ver como todo aquello se derrumbaba y darle la lección si… la lección… La lección.

Sufro al saberme vació en el fondo de un espejo a la hora de regresar. Justo detrás de ti.

Cuento del mirror [cuento]


Ahora recuerdo. Intrépida. Llegaste mostrándote en el más alto nivel del cinismo, haciéndote de mí, aunque debo admitir sin temor que jamás me he resistido. Tal vez fue por haber sido víctima de las elecciones que se han quedado sin resolver y que cada vez se encuentran más distante. Al fin lo recuerdo. Fue un domingo, si un domingo cuando comenzó, cuando empecé a extrañar la compañía de mi soledad. Los años transcurren y el amor no es más que un anhelo de esperanza, que de apoco fue quedando atrás… y al final muere.
Pero sucedió que el problema no fue solo aquello, si no que al despertar… Amanece. Los primeros rayos de luz entran intempestuoso invadiendo mi cuarto, sus paredes y el silencio. Mi soledad se había hecho de mi sombra aliándose a la memoria -testigo implacable del tiempo- asesina de mí, imaginando que vuelves… una vez más.
El suave frió de otoño acecha, Mayo ya muestra su agudeza, al mismo tiempo que los pasos se redoblan al pisar las hojas secas esparcidas por doquier.

Obra

Afrontando la vulgaridad de la muerte,
transcurren incansables las horas y el tiempo
(Incandescentes)
Afuera la furia de los vientos devasta todo a su
endeble y tácito paso y con él, los avatares desvelos del futuro
(que soportan estas fabulas micericas)

La noche sueña atravesando todo límite y atemoriza,
mostrando siempre -sin mentiras- su afable rostro

Y en el paño… el juego
(Descanso)

Abro los ojos y comienzo

He traspasado la línea taxativa que divide a la elección
de los acontecimientos
(Frente a mí los abismos
(no recuerdo mi nombre, ni mi rostro)
Brisas de otras vidas acechan y con ella la historia

Me empequeñece la altura y esta hartura sublime del
presente sonríe

(Amanece)

El silencio invade las paredes de la habitación,
su oscuro mengue y su interminable eco resuenan incansables
Se eriza mi piel (ciento fríos)
Los intentos por escapar se tornan inútiles

El cielo se ha cubierto de manera inverosímil
(En suspenso me encuentro)

Caigo

Voces

Volátiles sortilegios acechan

La memoria y las cenizas prevalecerán
(Y otra vez de nuevo comenzar)

Instante de sinceridad avalancha

Recuerdos que hieren y golpean, se traslucen lentamente,
la certera decidía se enclaustra
(Y tú aquí a mi lado)

Mis manos emergen de lo profundo, buscando salvación
(el lugar el océano)

Y frente de mí, el ineludible destino

Se doblegan mis fuerzas
La lucha es estéril
Acorralado sobre mí, La espada
(Y aquí dentro el laberinto)

Se escuchan sus pasos…
[Los guardianes y sus escoltas avanzan]

(Percibo sus rostros y sus ojos observándome)
Sin esmeros me rodean
Las hienas agazapadas acechan…
(Me devoran)
Y en los altares mi alma como fiel espectadora

(Despierto)
De nuevo la noche

A un poeta menor

A: Jorge Luís Borges

Pasa la cordura
Pasa lo trivial y lo profundo
Pasa la aurora anclándose en la historia

Te has envuelto en los devenires de la vida
Apoderándote de ellos
Te has rendido al arte de la divina poética
Perdido entre palabras preguntándote
Con hartura descarada que hubiese sido de ti
Sino hubieses sido tú.
Te has complementado durante siglos con las
Reglas simétricas de los decasílabos y hexámetros
Delatando tú más ínfimo secreto que siempre
Has rechazado invadido de rencores vestidos
De odios

Has buscado refugio en algún lugar
En algún rostro
En algún arquetipo donde poder encontrarte
(Desde aquel hombre misterioso llamado Whitman)
Hasta morir de hambre y de sed
Ante la procura de los otros ansiando ser tu
Y eras nadie… Hasta ser nuevamente tú
Ceñido de oscuridad preguntándote si ser o no ser
Era la cuestión

Te has perdido entre nieblas, vagando una y otra vez
En el espacio limitado de la tierra prometida
(El ajedrez era la vida y tu el Dios que movía las piezas)

Los místicos hablan de la noche oscura del alma
Lo cierto es que vida y muerte le han faltado a tu existencia

Has muerto tantas veces para luego volver a vivir y seguir
muriendo y sin embargo el incansable centinela invadido de
paciencia no te ha dejado (Le perteneces)


El amor ha sido un largo sueño, atrapado en la cruz del olvido
y desesperanza

Te has vertido en las profundas complicidades que atrae el
intrínseco misterio
Te has infundado temores que se han hecho de ti, a través del tiempo

Has pertenecido a la ilustre perpetuidad de los caballeros sajones
y junto a ti la ineludible espada métrica que como un viejo Rey te
juzga y te comprende

Has vivido en las penumbras de lo incierto, en la incertidumbre
de ser tú.

Lo cierto es que las intransigencias sustanciales te han hecho
desistir y abandonar a tu propia suerte lo que luego fue tu destino


-Has luchado y has vencido-


Has abandonado la sigilosa guardia del centinela
Los años te han mostrado la tan ansiada justicia Aristotélica
El amor ha sido el reto cara a cara con la vida atravesando su
endeble consecuencia.

Has culminado con la retórica batalla de Nortumbria
y su mitología con aquellas guerras de Yeart, Shaw y Shakespeare
Y la larga complejidad de las letras ha caído a tus pies
Convirtiéndote
En aire
En mar
En tiempo
En siglos
En polvo
Que al fin unió el amor y no el espanto.

Árbol de la noche

Los árboles de la noche estiran sus ramas
Te atrapan
Te absorben
Te subyugan
Regodeándose en su propia dadiva
En su interior ríe pues ha triunfado
La espesura de la bruma oscurece cubriendo
todo a su alrededor

El aire huelle a sangre

A cobardía
A muerte

Los instintos fluyen
La carga espiritual se hace más inmensa
Fluye en el aire el temor el indómito clamor
de la desdicha

(El sufrimiento es solo una parte)

¡¡Silencio alguien habla!!

Otra victima

Camino, si

He caminado sobre las llanuras
insoslayables de las misantropías
invadido de angustias y de dolor

He caminado sobre las llanuras
insoslayables de las misantropías
Contagiado de viejas costumbres
dejando de lado los primeros
instantes del pasado

Camino desnudo
Las heridas arden

Camino lento sobre las llanuras
de la misantropía, carente de paz
con los pasos cansados rumbo
a mi muerte

Perdido en el horizonte te busco

Ardida lucha
Gélidas voces
Los campos del aura y los tiempos
de otrora
El olvido es solo un ejercicio
El vacío del espíritu uno

Las noches se vuelven profundamente
eternas
Los días iguales unos con otros

El tiempo se ha anclado
aunque mi rostro y mis cabellos digan
lo contrario
Se ha anclado

Todo es más lento
Los amaneceres son tan solo el comienzo,
adagio de lo que involuntariamente vendrá,
solo sonrío

Te dibujas en el aire

Árida lucha
Gélidas voces
Y tu recuerdo que no cesa.