Carta a un amor (carta)

Mi bien amada:

Escribo estas líneas con el profundo motivo de hacerle saber a usted, aun más, todo lo que su ser y las vibraciones de su alma representan. No sin antes decirle todo lo que ha de provocar en mí desde el mismo instante en que la conocí. Por más exagerado o extremista que estas palabras lo parezcan quiero decirle que no diré otra cosa más que la verdad. Mi alma se eriza al escuchar el tono de su voz, mis ojos se iluminan al reflejarse con los suyos, mi cuerpo se estremece en cada abrazo, cada vez que su piel se roza con la mía, o en su defecto cada vez que invade mis espacios con el aroma pleno de su fragancia. Como decirle que se ha transformado en mi necesidad, en el aire que a diario respiro -por más fatalista e inverosímil que esto suene- es la dueña definitiva de mis espacios. Sin más, se ha transformado, en la razón de mis amaneceres, en cómplice incansable de mis ansias de futuro, en mi anhelo de reposo. Le suplico no se ría por tal declaración o piense así mismo que he de ser un bárbaro dadivoso carente de sensibilidad, de ningún modo, solo que entienda estas ansias de amar, la cual me ha deparado la vida con altura he hidalguía. Quiero decirle también que sin usted la libertad no sería más que una palabra hueca y sin sentido, que la felicidad ha recobrado para mí todo su significado, que la vida ahora tiene un pretexto que lleva su nombre.




                                                                                                                                      Suyo, por siempre.

Absurdo (cuento)

Que absurdo fue pensar que se podía, que absurdo. Fue rápido, el golpe duro apenas tres minutos. Todo estaba saliendo de acuerdo a lo esperado, no existía el ineludible margen de error.
-No queríamos más que eso, si hasta ellos se miraron…
En los cuarenta segundos siguientes todo había terminado, a no ser por el tipo que conducía la patrulla quien noto, en lo que te digo, cuarenta segundos que algo no andaba bien, para nada bien…
-Tres mese’ vigilando el puto banco y ningún cana…
Pero en estos casos es sabido, de diez, nueve y la ultima muerto.
Y como si fuera poco, mi suerte de principiante, mi primer choreo. La puta el destino, justo ahí, a las diez de la mañana, ahí. El hijo de mil puta, tenía que sacar guita del cajero ahí, pegado a las paredes del Banco, cajero de mierda mira. En los veinte segundos restantes, el lugar estaba atestado de milicos.
-Si los hubieses visto, como regodeaban esos cerdos…
Y antes de que todo se torne en su totalidad peor y las ranas tomaran posición, dejamos la guita ahí o haya no sé, lo cierto es que decidimos rajarnos por los techos. Nos afanamos un auto a una cuadra del Banco y salimos, pa’ qué... durante los siguientes quince minutos estábamos cagandonos a tiros por toda Corrientes, con medio centenar de omnipotentes, fue en el cruce con Paraguay donde a Marcos lo bajaron, lo apabullaron de un tiro en el cuello debajo de la oreja y el otro debajo del pómulo, murió en el primer tiro. Su expresión estaba intacta o al menos quise creer que lo estaba y lo estaba…
Mientras que era objeto de cura de cada uno de los borceguíes que me apresaron, su rostro estaba allí, inmutable, reclamándome…
-Vamo’ a tener suerte... –repetía- va’ a ver… es mentira la caridad… mentira... Veinte mil mango’ son lo que necesitamo’… vo’… no te preocupe’… papi ya viene con lo que te prometí… Y va’ a poder correr… va’ a poder correr, te lo juro…
Sus últimas palabras hacían eco en mi cien. Y recordé también su ultima caricia y como la observaba y pensé en mi suerte, en mi ahora… y en este absurdo apogeo de vivir.