De nuevo la ultima (relato)

Instante después concluí de que había tocado fondo, esa era la verdad, la maldita verdad. Largue la bocina del teléfono y lance tres mil puteadas al aire pronunciando tu nombre buscando un porqué y me desvanecí.
-La puta madre de acá no hay escapatoria…
No digo que quizás no lo merecía, a decir verdad lo merecía. O tal vez no, no lo merecía. No hubo recuerdo que no me haya dolido.
El espejo revela los años y los cambios perseguidos por la sombra del pasado afrontando la maldita desidia del destino. Esto de andar haciendo y deshaciendo y luego volverse acostumbrar y otra vez el olvido, me ha llevado hasta el hartazgo. Llueve, las gotas se confunden con mis lágrimas. He sabido que las luchas se tornan eternas ¿Y los recuerdos qué? acaso ¿No son también eternos? Las heridas me han rasgado el alma y he perdido (Rió)
-¡Caballero derrotado!
La distancia genera más distancia y es inevitable. Percibo las miradas del gentío. La razón se desvanece en el vano juego de tribulaciones y sin embargo estas aquí… Tan nítida y ausente.
Es inútil, inútil, aunque no me resigno, no, no me resigno a pensar que fue inútil a tal siquiera en poder pensarlo, pero por más que lo intente, No, no puedo, pero lo supe, juro que lo supe. ¿Y el amor? ¡Amor! ¿Donde quedo el amor? Ahora sé que fue tan solo una palabra… ¡Y tú qué piensas que la escapatoria es lo mejor!
-Pero es la última, la última, juro que es la última, es la última vez que luchare por ti. Siete de enero, la ultima.