Curiosidades (Relato)


González Andrade(1), un día en su programa de radio, organizo un concurso para poder ir a un concierto de Rock de manera gratuita. Solo había que contestar a una simple pregunta, esgrimiendo siempre que nadie iba a poder saberla. Así transcurrió la primera hora del programa con la ansiedad típica de todo concurso, con el interrogante de cual sería esa pregunta que no sabríamos. Debo admitir que todos estuvimos atentos a cual sería esa pregunta. Pasados diez minutos de la segunda hora del programa, siendo las 15:30 de la tarde, nuestros oídos estaban pegados a los parlantes
-Cuantos militares desaparecieron en la última dictadura…
No pude evitar sorprenderme ante la pregunta, tampoco pude evitar lo que me causa solo ver ese verde musgo… las nauseas son incontenibles…
Al fin y al cabo mal que me pese, o les pese… fueron humanos o algo parecidos
-¿Cuantos? ¡Alguien sabe! Tienen solo media hora para contestar…
A las 16:00 horas se escucho el veredicto
-Vieron que gane…
Por orden del Gobernador de la Plata, se levanto el programa de radio dos horas después. Que curiosa que es la democracia ¡No!


(1)Aquí el nombre es ficticio, dado que las curiosidades de la democracia pueden herir susceptibilidades, si es real el hecho concerniente

Pesadilla (Cuento)

Tarde. La noche mostràbase misteriosa e interminable. Era una de esas noches en donde la cerrada oscuridad atemoriza, extraña por cierto, dado la insoportable ola de calor que la envolvía. Esto era algo normal casi llegando el verano, pero era algo totalmente utópico en los primeros días de agosto. Todo transcurría con aparente normalidad. Horas más tarde -de forma cromática- Julián comenzó a escuchar incesantes ruidos y murmullos provenientes del centro mismo de la casa. Atemorizado salió de su cuarto en búsqueda de su madre -a quien encontró en el corredor, a metros de su habitación– como petrificada, con la mirada fija, hecho que hizo que se voltee rápidamente hacia atrás, al mismo tiempo que la madre señalaba lenta, una ubicación y fue entonces que lo vio…
Era un Ser inmutable, de cabellos enjambrados, de tez oscura, su boca se encontraba cosida con grotescos trazos, sus ojos irritados -como si no hubiese dormido en siglos- y su cuerpo desquebrajado. Al avanzar hacia él, aquel Ser, comenzó a emitir quejidos agudos mezclados con una fuerte respiración, hecho hizo que Julián retroceda rápidamente, invadiéndolos aun más del ineludible temor que poseían. Inmediatamente aquel extraño
Ser se perdió entre la nada. Julián miro extrañado a su madre.
El día paso sin sobre saltos. Julián retomo con el pensamiento a lo ocurrido horas atrás, el reloj marcaba las seis con cuarenta de la tarde, oscurecía y la humedad agobiaba, cuando insistentemente comenzó de nuevo a escuchar fuertes pasos provenientes nuevamente del centro mismo de la casa.
Inmediatamente Julián comenzó a pagar todas las luces de las habitaciones, para que no pudiera encontrarlo, quedando de ese modo en una llana oscuridad, lentamente se dirigió al cuarto de su madre para buscar el arma que ella tendría guardada. Seguro de lo que hacía, salió de aquella habitación para agazaparse en algún sitio estratégico listo para contraatacar.
Sus pasos eran cada vez más fuertes, rodeaban por completo toda la casa con su vibración.

*
Se dirige hacia fuera con el arma en la mano derecha y el cuerpo en la mano izquierda, arrastrándolo por los cabellos, dejando huellas de sangre por todo el lugar. Extrañamente nadie se encontraba en las calles.

*
Instantes después Julián sintió como las rodillas de un cuerpo pesado se hincaba aplastando su espalda y unas manos amarraban su cuello impidiéndole respirar y tener algún tipo de reacción. Mientras le susurraba.
-Aun no ha terminado… No ha terminado…
Con las últimas fuerzas Julián grito… y la luz de un rayo ilumino su cuarto.
Despertó empapado en sudor con el eco de la fuerte lluvia como compañía.
El reloj marcaba las cinco de la madrugada del día 4 de agosto. Extenuado se toma unos instantes para recuperar el aliento y luego dirigirse al lavabo.
Al mirarse, en el reflejo del espejo. Noto que tenía fuertes marcas en su cuello, noto también que no se había desvestido para dormir y se sorprendió aun más al ver que sus ropas se encontraban manchadas con sangre. Sin comprender lo que sucedía, camino unos metros hacia la cocina, cuando inesperadamente se topo horrorizado con su madre desvanecida en el suelo ya sin vida y junto a ella el arma homicida.
Al levantar la vista se encontró sorpresivamente con aquel Ser, frente a él repitiéndole una y otra vez
-Aun no ha terminado… No ha terminado...

*

Días más tarde, víctima del intenso olor que provocaba el estado de descomposición de los cadáveres, fueron encontrados Julián y su madre en extraña posición fetal
La policía estimo que se trato de un parricidio con alevosía, seguido del suicidio del homicida, desechando la hipótesis de algún tipo de robo presuntivo, dado que el lugar se encontraba en perfecto orden.
Aunque la pregunta persistía, quien había sido capaz de acomodar dichos cuerpos en esa posición. Además -de manera extraña- el arma no poseía huella digital alguna que pudiera corroborar dichos detrimentos.